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Tribuna y las cubiertas

PLANO
CATEDRAL

Introducción

Presentación de la visita a las tribunas y cubiertas como una experiencia imprescindible

Visitar las tribunas y cubiertas de la Catedral de Santiago de Compostela constituye una experiencia única que combina historia, arquitectura y espiritualidad. Este recorrido, ofrecido por el Museo de la Catedral, permite explorar espacios cargados de significado que han sido testigos del paso de siglos y generaciones de peregrinos. 

Los órganos y la capilla mayor vistos desde la tribuna
Los órganos y la capilla mayor vistos desde la tribuna
La crestería barroca y la Torre del Reloj vistas desde las cubiertas
La crestería barroca y la Torre del Reloj vistas desde las cubiertas

Desde estos puntos elevados, no solo se disfrutan vistas espectaculares de la ciudad y del propio templo, sino que se accede a detalles arquitectónicos y patrimoniales inaccesibles desde el suelo. Cada escalón conduce a un viaje en el tiempo, donde las huellas del románico, el gótico, el renacimiento y el barroco se entrelazan para contar la historia de una de las construcciones más emblemáticas del mundo.

Singularidades de la Catedral de Santiago: recorrido único por su perímetro y tejados

La Catedral de Santiago posee características arquitectónicas que la distinguen entre los grandes templos europeos. Una de sus peculiaridades más fascinantes es la posibilidad de recorrerla en todo su perímetro por encima de las naves laterales, un privilegio que pocos edificios ofrecen. 

Aún más extraordinario es el paseo por sus tejados, que, con su disposición de plaza escalonada, otorgan una perspectiva inédita tanto de la estructura del templo como del entorno urbano. Este recorrido revela detalles arquitectónicos, como ventanas, arcos y capiteles, que suelen pasar desapercibidos desde el nivel del suelo. Además, permite comprender la evolución histórica del edificio, desde su origen románico hasta las transformaciones barrocas que moldearon su imagen actual, convirtiéndolo en un símbolo inconfundible del Camino de Santiago.


Tribunas de la Catedral: Función, Historia y Arquitectura

Origen y usos históricos de las tribunas

Las tribunas de la Catedral de Santiago de Compostela tienen su origen en la concepción románica del templo, donde estos espacios elevados cumplían múltiples funciones. En la Edad Media, las tribunas ofrecían un lugar de descanso a los peregrinos que, tras completar su camino, pasaban la noche en la catedral, ya que esta permanecía abierta durante todo el día y la noche. Este uso práctico llevó al empleo del famoso Botafumeiro, que purificaba el aire del templo, marcando el inicio de una tradición que perdura hasta hoy.

Además de ser un refugio para los peregrinos, las tribunas jugaban un papel arquitectónico crucial: reforzaban la estructura de la bóveda de cañón de la nave central y permitían la incorporación de ventanas para iluminar el interior de la catedral, otorgándole una luminosidad inusual para su época. En las crónicas medievales, ya se destacaba la singular claridad del templo, en gran parte gracias a estos elementos.

Arquitectura de las tribunas

Las tribunas de la catedral son un ejemplo magistral del diseño románico, enriquecido con detalles escultóricos y estructurales de gran calidad. Estas áreas están cubiertas por bóvedas de cuarto de círculo y sostenidas por columnas del triforio, las cuales se abren al interior del templo mediante arcos bíforos bajo un marco mayor. Cada columna exhibe capiteles decorados con motivos que van desde formas vegetales hasta figuras mitológicas y animales fabulosos, como sirenas, grifos y pájaros.

El triforio desde la tribuna
El triforio desde la tribuna
Detalle de los capiteles del triforio
Detalle de los capiteles del triforio

Uno de los elementos más fascinantes de las tribunas es la inscripción de "Gudesteo" en un capitel, atribuida al tesorero del siglo XII. Este detalle, junto con cambios estilísticos en la talla de los capiteles, indica el inicio del trabajo del taller del Maestro Mateo en este sector de la catedral. Asimismo, las diferencias en las bóvedas de la girola y el cambio en los niveles del suelo reflejan interrupciones en la construcción del templo, como las acontecidas tras la caída en desgracia del obispo Diego Peláez en 1087.

El cimacio con la inscripción Gudesteo marca el inicio de la última etapa de construcción de la catedra
El cimacio con la inscripción Gudesteo marca el inicio de la última etapa de construcción de la catedra

Tribunas como espacio funcional hoy

En la actualidad, las tribunas de la catedral han ampliado su función más allá de la histórica. Además de ser un atractivo turístico clave, estas áreas sirven como depósito para el museo de la catedral, albergando objetos y colecciones que no se exponen regularmente. También son el espacio desde donde se toca el órgano, cuyas imponentes tuberías decoran la nave mayor.

El acceso a las tribunas permite a los visitantes no solo conocer su relevancia histórica y arquitectónica, sino también disfrutar de una perspectiva única del templo, con vistas privilegiadas a los detalles estructurales y decorativos. Este recorrido conecta el pasado con el presente, destacando la continua evolución de la catedral como espacio espiritual, cultural y patrimonial.


Las Cubiertas: Una Plaza en las Alturas

Paseo por los tejados: características arquitectónicas

Las cubiertas de la Catedral de Santiago de Compostela son un espacio único que transforma los tejados en una plaza elevada que rodea el templo. Estas cubiertas, devueltas a su diseño original de enlosado tras estar cubiertas con tejas entre los siglos XVIII y XX, permiten un recorrido por encima de las naves laterales y ofrecen una visión inigualable de la estructura arquitectónica.

Las losas que forman las cubiertas de la Catedral como una terraza escalonada
Las losas que forman las cubiertas de la Catedral como una terraza escalonada

Desde estas alturas, se puede apreciar la planta de cruz latina de la basílica y los diferentes estilos arquitectónicos que han marcado su historia: el románico, predominante en los muros más antiguos; el gótico, visible en el cimborrio de 1384, originalmente almenado como torre defensiva; el renacimiento, con aportaciones en la ornamentación; y el barroco, que dejó su huella con balaustradas, pináculos y fachadas monumentales como la de la Quintana.

El cimborrio gótico se decora en época barroca con un capulín semiesférico
El cimborrio gótico se decora en época barroca con un capulín semiesférico
El claustro plateresco se remata con una hermosa y compleja crestería y altos pináculos y agujas
El claustro plateresco se remata con una hermosa y compleja crestería y altos pináculos y agujas
La crestería de Peña de Toro sustituyó las almenas medievales. Detalle de la cabecera de la catedral. Al fondo, el muro del monasterio de Antealtares, en la Quintana
La crestería de Peña de Toro sustituyó las almenas medievales. Detalle de la cabecera de la catedral. Al fondo, el muro del monasterio de Antealtares, en la Quintana

Las escaleras que conducen a las cubiertas, empinadas y estrechas, son un reflejo de la transición histórica de la catedral. En este recorrido, es posible ver elementos originales, como las almenas defensivas que fortificaban el templo en los siglos XIV y XVII, ahora en contraste con las cresterías platerescas del claustro del siglo XVI. Estos detalles no solo refuerzan la estructura, sino que cuentan la evolución de la catedral como símbolo de fe y fortaleza.

Perspectivas únicas desde las alturas

Las cubiertas ofrecen una experiencia visual sin igual. Desde ellas, se pueden contemplar tanto el interior del complejo catedralicio como su entorno urbano. A los pies del templo se observan los tejados del Palacio Arzobispal, la rotonda de la capilla neoclásica de la Comunión y las primitivas capillas románicas, muchas transformadas a lo largo de los siglos.

La fachada barroca de la Quintana integró la Corticela en el perímetro de la Catedral y cegó la estrecha calle que quedaba entre ambas iglesias.
La fachada barroca de la Quintana integró la Corticela en el perímetro de la Catedral y cegó la estrecha calle que quedaba entre ambas iglesias.

Mirando hacia el exterior, destacan las vistas panorámicas de la ciudad de Santiago. En días despejados, la amplitud del paisaje permite captar la simbiosis entre el monumento y su entorno histórico. Además, la "Cruz dos Farrapos", con su simbología espiritual y las leyendas asociadas a la purificación de los peregrinos, es un punto emblemático de las cubiertas, uniendo tradición y espiritualidad en un espacio cargado de significado.

Este recorrido no solo permite admirar la majestuosidad del templo desde un ángulo poco habitual, sino también descubrir detalles ocultos que narran la historia de una catedral que ha evolucionado a lo largo de siglos, manteniendo su esencia como un lugar de encuentro entre lo humano y lo divino.


Detalles Ocultos y Curiosidades

La Cruz dos Farrapos y su leyenda

Uno de los elementos más emblemáticos de las cubiertas de la Catedral de Santiago de Compostela es la Cruz dos Farrapos, un símbolo cargado de significado espiritual y tradición. Este cordero místico con una cruz de bronce se encuentra sobre un pequeño murete, flanqueado por un arco trilobulado que evoca antiguas leyendas.

La Cruz de los Farrapos en las cubiertas de la catedral, en la parte de la cabecera
La Cruz de los Farrapos en las cubiertas de la catedral, en la parte de la cabecera

Según la tradición, tras pasar la noche en las tribunas, los peregrinos dejaban sus viejas ropas bajo la cruz para que el viento y el sol las consumieran o las quemaban en un acto de purificación espiritual. Este gesto marcaba el inicio de una nueva etapa en sus vidas, vestidos con ropas nuevas entregadas por el cabildo, como símbolo de limpieza interior y exterior tras completar el Camino de Santiago.

Además, se dice que los peregrinos debían gatear bajo el arco trilobulado de la cruz, y que aquellos cuya corpulencia impedía el paso lograban atravesarlo milagrosamente, reforzando el aura mística del lugar. Esta tradición ancestral encuentra ecos en prácticas modernas, como la quema de botas o prendas en el Cabo de Finisterre, un acto que simboliza el cierre del ciclo de la peregrinación.

Canecillos, figuras y significados simbólicos

Las cubiertas y tribunas de la catedral son un auténtico libro abierto de simbología medieval. Los canecillos, pequeños soportes que decoran la parte superior de los muros, están tallados con figuras humanas, animales y seres fantásticos, muchos de ellos cargados de mensajes morales o espirituales.

Entre las figuras más destacadas, se encuentran personajes en actitudes indecorosas que representan los vicios a evitar, mujeres cabalgando bestias como símbolo del pecado, y figuras alegóricas que retratan virtudes y defectos humanos. Estas representaciones servían como una forma de enseñanza visual para los fieles en una época donde la mayoría de la población era analfabeta.

También es notable la alternancia de arcos trilobulados y columnas labradas en los vanos de la girola, que no solo iluminan el interior del templo, sino que vinculan el diseño arquitectónico con elementos simbólicos presentes en piezas de orfebrería, como la urna del Apóstol. Este detallismo convierte cada rincón de las cubiertas en una oportunidad para explorar la riqueza cultural y espiritual del templo.

Detalle de la decoración de la cabecera desde las cubiertas. Los arcos trilobulados y los fustes entorchados
Detalle de la decoración de la cabecera desde las cubiertas. Los arcos trilobulados y los fustes entorchados
Contrafuerte en las cubiertas en la cabecera.
Contrafuerte en las cubiertas en la cabecera.

El campanero y la vida en las alturas

Durante siglos, las cubiertas y torres de la catedral no solo fueron espacios arquitectónicos, sino también un lugar de vida. Un ejemplo fascinante es la historia del último campanero, quien llegó a diseñar un mecanismo que le permitía tocar las campanas desde su cama.

El campanero vivía con su familia en la torre de las Campanas, donde criaban animales como cerdos, gallinas y conejos para su sustento. Sus hijos jugaban entre los tejados y torres, disfrutando de una infancia peculiar marcada por la altura y la historia que los rodeaba.

Este rincón de la catedral era un microcosmos de vida, lleno de ingenio y resiliencia, que refleja cómo los espacios monumentales también pueden albergar historias cotidianas. La torre, con su sastrería para los canónigos y la vivienda del campanero, se convirtió en un lugar simbólico que unía lo funcional con lo humano en una de las catedrales más icónicas del mundo.


Recorrido Histórico por las Transformaciones del Templo

Románico, gótico, renacimiento y barroco en la Catedral

La Catedral de Santiago de Compostela es un fascinante mosaico arquitectónico que refleja la evolución de estilos desde el románico hasta el barroco, pasando por el gótico y el renacimiento. Iniciada en el año 1075 bajo el auspicio del obispo Diego Peláez, la catedral es uno de los mayores exponentes del románico europeo. Su planta de cruz latina, las bóvedas de cañón y los capiteles decorados con motivos vegetales y fantásticos son testimonio de este primer gran período constructivo.

Detalle de los capiteles del triforio
Detalle de los capiteles del triforio
Detalle de los capiteles del triforio
Detalle de los capiteles del triforio
Detalle de los capiteles del triforio
Detalle de los capiteles del triforio

El gótico dejó su huella principalmente en el cimborrio, construido en 1384 por Sancho Martís. Este elemento, que sustituye al original románico, muestra un diseño más estilizado y una altura notablemente mayor, coronando el cruce de las naves con un toque de verticalidad y ligereza característicos de este estilo.

Vista desde abajo del cimborio, la bóveda de cañón de la nave central y de los brazos del transepto. A la derecha, la capilla mayor
Vista desde abajo del cimborio, la bóveda de cañón de la nave central y de los brazos del transepto. A la derecha, la capilla mayor
El cimborrio gótico se decora en época barroca con un capulín semiesférico
El cimborrio gótico se decora en época barroca con un capulín semiesférico

En el renacimiento, la catedral incorporó la elegante crestería plateresca del claustro, que aún hoy contrasta con los muros más austeros de épocas anteriores. Este período aportó elementos decorativos de gran riqueza, integrando la monumentalidad con la sofisticación artística propia de la época.

El claustro plateresco se remata con una hermosa y compleja crestería y altos pináculos y agujas
El claustro plateresco se remata con una hermosa y compleja crestería y altos pináculos y agujas

Sin embargo, fue el barroco el que dio a la catedral su imponente aspecto actual. Durante los siglos XVII y XVIII, el Obradoiro, la Quintana y la Azabachería se transformaron en un verdadero espectáculo de formas y ornamentos. La fachada del Obradoiro, obra de Fernando de Casas Novoa, con sus dinámicas líneas y rica decoración, es el epítome de esta etapa. Además, la incorporación del capulín en el cimborrio eliminó las almenas defensivas góticas, adaptándose a un diseño más ornamental.

Cada estilo ha dejado su impronta en la catedral, generando una rica superposición de épocas y estilos que narran la historia del templo y de la propia Compostela.

Elementos no construidos: la cabecera gótica

Entre los grandes proyectos no realizados de la Catedral de Santiago destaca la cabecera gótica, una obra ambiciosa que habría cambiado por completo el aspecto de la parte oriental del templo. Concebida como una ampliación de la estructura románica original, esta cabecera pretendía integrar el espacio con la verticalidad y la luminosidad propias del gótico.

Los restos de este proyecto son aún visibles desde las tribunas y las cubiertas, donde se perciben indicios de las cimentaciones que se prepararon para su construcción. Sin embargo, razones económicas y políticas, junto con el devenir histórico, truncaron esta obra. En lugar de una gran cabecera gótica, el espacio fue finalmente cerrado por el espectacular "telón barroco" de la Fachada de la Quintana, que oculta la estructura románica original con un diseño teatral y monumental.

A pesar de no haberse materializado, la cabecera gótica proyectada dejó huellas que evidencian las aspiraciones de los arquitectos y benefactores de la época. Este “sueño inconcluso” se suma al carácter único de la catedral, mostrando no solo lo que es, sino también lo que pudo haber sido, un reflejo de las grandes ambiciones y transformaciones de este lugar sagrado a lo largo de los siglos.


Experiencia del Visitante

Acceso a las tribunas y cubiertas

El acceso a las tribunas y cubiertas de la Catedral de Santiago de Compostela comienza desde el interior del templo, donde unas discretas puertas ubicadas entre los confesionarios de las naves laterales conducen a las escaleras. Estas escaleras, de diseño medieval, son estrechas y de peldaños elevados, transportándonos en el tiempo mientras ascendemos.

La experiencia inicia en las tribunas, un espacio que en la Edad Media albergaba a peregrinos exhaustos tras su largo viaje. Desde aquí, los visitantes pueden continuar hacia los tejados, una de las características más singulares de la catedral. Las cubiertas, restauradas a su diseño original de enlosado, permiten recorrer el templo desde lo alto y disfrutar de vistas panorámicas tanto de los detalles arquitectónicos como de la ciudad.

El recorrido es guiado, lo que asegura que los visitantes no solo disfruten de la belleza del lugar, sino que comprendan su importancia histórica y cultural. Los horarios y boletos pueden reservarse a través del Museo de la Catedral, especialmente en temporadas de alta afluencia.

Qué esperar durante la visita

El recorrido por las tribunas y cubiertas ofrece una experiencia inmersiva y única. Desde las tribunas, los visitantes tienen la oportunidad de contemplar el interior del templo desde una perspectiva elevada, apreciando de cerca los capiteles esculpidos con motivos vegetales, figuras humanas y bestias fabulosas. Además, se puede observar cómo las tribunas cumplen un papel estructural clave, contrarrestando las presiones de la bóveda central.

Al subir a las cubiertas, se abre ante los ojos del visitante un escenario espectacular. No solo se puede caminar sobre los tejados como si fueran una plaza, sino también disfrutar de vistas inigualables de la planta en cruz latina de la basílica y del skyline de Compostela. Se pueden distinguir elementos como el cimborrio gótico, las almenas defensivas del lado este y las fachadas de estilos diversos que rodean la catedral.

En las cubiertas también se encuentra la emblemática Cruz dos Farrapos, un punto cargado de leyendas y simbolismo, donde los peregrinos solían dejar atrás sus viejas ropas en señal de renovación espiritual. La visita es un viaje por la historia arquitectónica, los mitos y la vida cotidiana de la catedral a lo largo de los siglos.

Consejos prácticos para los visitantes

  • Reserva anticipada: Es recomendable adquirir las entradas con antelación, especialmente en verano o en Año Santo Jacobeo, cuando la demanda es alta.
  • Ropa y calzado cómodos: Debido a las escaleras empinadas y a las superficies irregulares de las cubiertas, es esencial llevar calzado cómodo y seguro.
  • Condiciones climáticas: Las visitas a las cubiertas pueden depender del clima. Días de lluvia o viento fuerte pueden afectar el acceso, por lo que conviene consultar el pronóstico y contactar al museo en caso de duda.
  • Atención a las normas: Durante el recorrido, se debe seguir al guía en todo momento y respetar las restricciones de seguridad, como evitar zonas no habilitadas.
  • Cámaras fotográficas: Aunque la fotografía está permitida, se sugiere hacerlo con precaución, especialmente en las áreas más altas y abiertas.

Con estas recomendaciones, el visitante podrá disfrutar de una experiencia enriquecedora, descubriendo la grandeza histórica y arquitectónica de la Catedral de Santiago de Compostela desde una perspectiva única y privilegiada.


Conclusión

Resumen de la riqueza arquitectónica y simbólica de las tribunas y cubiertas

Las tribunas y cubiertas de la Catedral de Santiago de Compostela son un verdadero testimonio de la riqueza arquitectónica, histórica y simbólica que define a este monumento único. Estos espacios, que permiten rodear la basílica desde las alturas, ofrecen una perspectiva privilegiada para apreciar las diversas etapas constructivas que moldearon su imponente estructura, desde el románico hasta el barroco.

Las tribunas, con sus capiteles magistralmente esculpidos y su papel estructural en la sustentación de la bóveda central, cuentan historias de siglos de fe y arte. Por otro lado, las cubiertas no solo brindan vistas espectaculares de la ciudad y el templo, sino que también son el escenario de leyendas como la de la Cruz dos Farrapos, un lugar cargado de simbolismo que conecta a los peregrinos con la tradición espiritual del Camino.

En cada rincón, desde los vanos que iluminan la catedral hasta las almenas defensivas y el cimborrio gótico, las tribunas y cubiertas reflejan la transformación continua de la catedral como espacio de culto, fortaleza y símbolo cultural. Estas alturas, que alguna vez acogieron a los peregrinos medievales, hoy nos regalan un recorrido por el pasado, invitándonos a redescubrir su belleza y significado.

Invitación a disfrutar de esta experiencia única

Visitar las tribunas y cubiertas de la Catedral de Santiago es mucho más que un paseo; es una experiencia transformadora que combina historia, arte y espiritualidad en un entorno inigualable. La oportunidad de caminar sobre los tejados, explorar los detalles escondidos desde el nivel del suelo y contemplar las vistas panorámicas del corazón de Compostela es una vivencia que permanece en la memoria de quienes la realizan.

Si buscas un momento de conexión con la historia y la majestuosidad de este emblemático lugar, no dudes en incluir esta visita en tu itinerario. Déjate sorprender por los secretos que guardan las alturas de la catedral y vive una experiencia única que, como bien dice el Códice Calixtino, alegrará tu espíritu mientras descubres la espléndida belleza de este templo milenario. ¡La Catedral de Santiago te espera!