CATEDRAL
Horarios de misas y actos religiosos
El Botafumeiro
Normas de acceso y comportamiento
Visitas turísticas y guiadas
Museo y cubiertas de la Catedral
Consejos útiles para el visitante


































































Contenido
- 1Introducción: La Capilla de la Azucena o San Pedro
- 2Orígenes y denominaciones históricas
- 3Transformaciones arquitectónicas y aportaciones artísticas
- 3.1 La intervención de doña Mencía de Andrade
- 3.2 El sepulcro de doña Mencía: obra maestra de Celma
- 4El retablo mayor y sus antecedentes
- 5Evolución de la reja de la capilla
- 6Pinturas murales: redescubrimientos del siglo XX
- 7Conclusión: Una capilla que une historia y arte
Introducción: La Capilla de la Azucena o San Pedro
La Capilla de la Azucena o San Pedro, ubicada en la Catedral de Santiago de Compostela, destaca por ser una de las pocas capillas que conserva su arquitectura románica casi intacta. A lo largo de su historia ha recibido diversas denominaciones, reflejo de su evolución artística y funcional. Este artículo explora sus características más relevantes, desde su retablo hasta las obras de arte que resguarda.

Orígenes y denominaciones históricas
Esta capilla, una de las primeras construidas en la catedral, ha sido conocida por distintos nombres. Su denominación más frecuente es "Capilla de San Pedro", posiblemente vinculada con San Pedro de la Cerca, referencia a la antigua muralla cercana. También se le llama "de la Azucena", por la imagen titular del retablo, o "de doña Mencía de Andrade", en honor a la benefactora cuyo sepulcro se encuentra en su interior.
Transformaciones arquitectónicas y aportaciones artísticas
La intervención de doña Mencía de Andrade
En el siglo XVI, doña Mencía de Andrade patrocinó importantes obras en esta capilla, incluyendo la construcción de los cimientos para una sacristía diseñada por Juan de Herrera y completada por Juan Andrés. Su apoyo no solo transformó la capilla, sino que también dejó una marca imborrable en su historia.

El sepulcro de doña Mencía: obra maestra de Celma
En 1582, doña Mencía encargó su sepulcro a Juan Bautista Celma. La escultura funeraria representa a la dama recostada, con un rosario en la mano y un perro fiel a sus pies. Este detalle, de gran naturalismo, convierte la obra en un ejemplo destacado del arte funerario renacentista.

El retablo mayor y sus antecedentes
El retablo principal, diseñado en 1731 por Fernando de Casas y realizado por Francisco das Moas, alberga la imagen de Nuestra Señora de la Azucena junto a San Pedro, San José y San Judas Tadeo. Previamente, en 1628, Bernardo Cabrera y Gregorio Español habían contratado otro retablo, hoy desaparecido, para esta capilla.

Evolución de la reja de la capilla
La reja actual, fabricada en 1571 por Sadronín Fernández bajo encargo de doña Mencía, sigue el modelo de la reja de la vecina Capilla del Salvador. Documentos históricos indican que en 1518 se había reparado una reja anterior, lo que refleja la constante renovación de este elemento arquitectónico.

Pinturas murales: redescubrimientos del siglo XX
Durante trabajos realizados en el siglo XX, se descubrieron restos de pinturas murales en los muros de la capilla. Estas, posiblemente patrocinadas por doña Mencía, representan escenas como Santiago peregrino y la Conversión de Saulo. En el tambor del ábside, un San Pedro entronizado preside un conjunto que combina personajes renacentistas y motivos ornamentales.



Conclusión: Una capilla que une historia y arte
La Capilla de la Azucena o San Pedro no solo es un testimonio de la rica historia arquitectónica de la Catedral de Santiago, sino también un espacio que encapsula el arte y la devoción de distintas épocas. Desde su estructura románica hasta las intervenciones renacentistas y neoclásicas, esta capilla es un punto de encuentro entre pasado y presente.
© 2021 CatedraldeSantiago.online.