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Contenido
- 1Introducción
- 2 Historia y estilo arquitectónico
- 2.1 Contexto histórico de la Capilla
- 2.2 Elementos arquitectónicos destacados
- 3Evolución y uso litúrgico de la Capilla
- 3.1 Función original y relación con las reliquias
- 3.2 Transformaciones y adaptaciones posteriores
- 4El Tesoro de la Catedral
- 4.1 Objetos de orfebrería destacados
- 4.2 Conservación y valor patrimonial
- 5San Fernando y su presencia en la Capilla
- 5.1 La canonización y su impacto en la Capilla
- 5.2 La figura de San Fernando y su entorno artístico
- 6Conclusión e invitación al visitante
Introducción
La Capilla de San Fernando de la Catedral de Santiago de Compostela es una joya arquitectónica y artística, rica en historia y detalles que capturan la evolución del patrimonio religioso compostelano. Hoy integrada en el itinerario del Museo de la Catedral, alberga el llamado "Tesoro", una colección invaluable de orfebrería y reliquias que conectan a los visitantes con siglos de fe, arte y devoción.

Historia y estilo arquitectónico
Contexto histórico de la Capilla
Construida bajo las trazas del arquitecto Juan de Álava, principal artífice del claustro de la Catedral, la Capilla fue terminada en 1527. Diseñada siguiendo los cánones del estilo salmantino, refleja la riqueza cultural de la época. Su uso inicial estuvo estrechamente ligado a la sacristía y al cuidado de reliquias, un propósito que definiría gran parte de su desarrollo posterior.
Elementos arquitectónicos destacados
La capilla está coronada por dos bóvedas estrelladas cuyos intrincados diseños destacan por la variedad de claves decoradas con motivos vegetales y jacobeos. Este trabajo artesanal es complementado por las pinturas murales de Pedro Noble, fechadas en 1536, que representan escenas emblemáticas como la Ascensión y la Asunción de María. Los aportes de Juan Bautista Celma, incluyendo el arco y altar de San Silvestre, completan un espacio de singular riqueza estética.


Evolución y uso litúrgico de la Capilla
Función original y relación con las reliquias
En 1537, la Capilla fue designada como el espacio para albergar las Santas Reliquias de la Catedral. Durante más de un siglo, las reliquias se resguardaron en el imponente retablo-cajonada de Cornielles de Holanda, una pieza maestra que recientemente ha regresado a su ubicación original tras ser restaurada.

Transformaciones y adaptaciones posteriores
En 1641, las reliquias se trasladaron a otro espacio, transformando la función de la capilla y destinándola a otros usos. A finales del siglo XVII, la canonización de San Fernando condujo a nuevas adaptaciones artísticas, consolidando su relevancia como un lugar de veneración y como sede del "Tesoro" de la Catedral.
El Tesoro de la Catedral
Objetos de orfebrería destacados
En el corazón del "Tesoro" se encuentran piezas de incalculable valor, como la custodia procesional de Antonio de Arfe, utilizada en la festividad del Corpus Christi, y la esclavina original del Apóstol Santiago, un regalo del arzobispo Monroy. A estas piezas se suman otras joyas como el copón de finales del siglo XVII de Juan Posse y un cáliz de oro del siglo XIX decorado con brillantes, ofrecido por el arzobispo Rafael Múzquiz.

Conservación y valor patrimonial
La conservación de estas piezas en una antigua caja fuerte incrustada en los muros de la capilla refuerza el carácter excepcional del espacio como custodia del patrimonio material y espiritual de la Catedral.


San Fernando y su presencia en la Capilla
La canonización y su impacto en la Capilla
Tras la canonización de San Fernando en 1671, la Capilla adoptó un nuevo significado como espacio de veneración del santo rey. En 1679, la figura de San Fernando, encargada al escultor Juan de Seoane, añadió un destacado elemento barroco al conjunto, representando al monarca en actitud devota y majestuosa.

La figura de San Fernando y su entorno artístico
La escultura barroca de San Fernando, vestida con angulosos ropajes y contemplando el cielo, es un icono central de la capilla. Aunque el retablo que la acoge actualmente tiene trazas neorrenacentistas, conserva el espíritu original de exaltación religiosa. Obras adicionales, como el relieve de la Virgen de la Leche de Luisa Roldán, completan un entorno artístico de profunda belleza.

Conclusión e invitación al visitante
La Capilla de San Fernando no solo es un lugar donde el arte y la historia convergen, sino también un espacio que invita al visitante a reflexionar sobre el legado espiritual y cultural de la Catedral de Santiago de Compostela. Recorriendo esta capilla, es posible descubrir no solo las piezas de orfebrería más valiosas del templo, sino también la evolución de una devoción que ha traspasado siglos.
Explorarla en persona es una oportunidad única para conectar con el pasado y con la esencia misma de la tradición jacobea. ¡Anímate a conocer este tesoro escondido del Museo de la Catedral!
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