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Colección de Pintura

PLANO
CATEDRAL

Introducción: La singularidad de las colecciones pictóricas catedralicias

 Las pinturas de la Catedral de Santiago no son meros elementos decorativos, sino piezas cargadas de significado litúrgico y conmemorativo. Destacan por complementar la arquitectura de la basílica y reforzar el mensaje espiritual. Su diversidad cronológica y estilística las convierte en una representación única de la evolución del arte sacro. 


Primeros ejemplos: Fragmentos y trípticos renacentistas

El recorrido pictórico comienza con un fragmento mural del siglo XIV que muestra un ángel, proveniente de la desaparecida torre del arzobispo Manrique.

Ángel Músico sobre un fragmento mural. Anónimo hispano. Finales del XVI. Procede de la Torre del arzobispo Manrique.
Ángel Músico sobre un fragmento mural. Anónimo hispano. Finales del XVI. Procede de la Torre del arzobispo Manrique.

Del siglo XVI, sobresale el tríptico de la Pasión del Señor, atribuido al Maestre Fadrique. Las tablas, que muestran la Santa Cena, el Lavatorio de los pies y la Oración en el huerto, reflejan una transición del estilo hispano-flamenco al renacentista, con un incipiente uso de la perspectiva en interiores y paisajes.

Tríptico con escenas de la Pasión. Maestro Fadrique. Primer cuarto del XVI. Se trata de la predela de un retablo.
Tríptico con escenas de la Pasión. Maestro Fadrique. Primer cuarto del XVI. Se trata de la predela de un retablo.


Tríptico con escenas de la Pasión. Maestro Fadrique. Primer cuarto del XVI. Detalle de la Oración en el Huerto.
Tríptico con escenas de la Pasión. Maestro Fadrique. Primer cuarto del XVI. Detalle de la Oración en el Huerto.
Tríptico con escenas de la Pasión. Maestro Fadrique. Primer cuarto del XVI. Detalle del Lavatorio de los pies.
Tríptico con escenas de la Pasión. Maestro Fadrique. Primer cuarto del XVI. Detalle del Lavatorio de los pies.

El manierismo de Juan Bautista Celma

En 1569, Juan Bautista Celma introdujo el manierismo en la Catedral con sus tablas al óleo para la Capilla Mayor. Estas obras estaban diseñadas para transmitir diferentes mensajes según la perspectiva del observador: los misterios gloriosos del rosario para los laicos y la Pasión de Cristo para los canónigos.

Entre las piezas conservadas, destacan la Resurrección y la Adoración de los Magos, que demuestran el conocimiento de Celma sobre el arte italiano y su dominio técnico.

Tabla de la Resurrección. Juan Bautista Celma, 1569. Procede del antiguo cierre de la Capilla Mayor por la Girola. Óleo sobre tabla. En su otra cara está pintada la Adoración de los Reyes Magos.
Tabla de la Resurrección. Juan Bautista Celma, 1569. Procede del antiguo cierre de la Capilla Mayor por la Girola. Óleo sobre tabla. En su otra cara está pintada la Adoración de los Reyes Magos.
Tabla de la Adoración de los Reyes Magos. Juan Bautista Celma, 1569. Procede del antiguo cierre de la Capilla Mayor por la girola. Óleo sobre tabla. En su otra cara está pintada la Resurrección.
Tabla de la Adoración de los Reyes Magos. Juan Bautista Celma, 1569. Procede del antiguo cierre de la Capilla Mayor por la girola. Óleo sobre tabla. En su otra cara está pintada la Resurrección.

Las pinturas murales: Fragmentos y legado artístico

La colección pictórica de la Catedral de Santiago también incluye ejemplos notables de pinturas murales, un arte que, aunque efímero en muchas ocasiones, refleja la historia y evolución del edificio.

Entre las piezas más antiguas se encuentra un fragmento mural del siglo XIV que representa un ángel. Este vestigio proviene de la desaparecida torre del arzobispo Manrique, una estructura que fue parte integral del paisaje arquitectónico de la Catedral.

Otro ejemplo significativo son los lunetos de la bóveda, pintados por Pedro Noble en 1536. Estas pinturas, que aún se encuentran in situ en la capilla de San Fernando, representan dos escenas fundamentales: la Ascensión y la Asunción de María. Estas obras destacan por su delicada composición y su capacidad para integrarse armoniosamente en los espacios arquitectónicos, elevando el simbolismo religioso del lugar.

Pinturas murales representando la Ascensión y la Asunción de María, que aún se conservan, de Pedro Noble.
Pinturas murales representando la Ascensión y la Asunción de María, que aún se conservan, de Pedro Noble.

Además, es importante mencionar que los murales realizados por artistas como Juan Bautista Celma en 1569 formaban parte de un lenguaje visual más amplio que incluía decoraciones en diversos puntos de la Catedral. Estas pinturas no solo buscaban embellecer el espacio, sino también ofrecer un mensaje espiritual directo a los fieles.


Pintura barroca en la Catedral de Santiago

El barroco está representado por pequeñas piezas como las de Francken III, que ilustran escenas del Camino del Calvario y la Conversión de San Pablo, junto a un óleo mexicano de la Virgen de Guadalupe.

Tras la mesa presidencial en la sala capitular, un cuadro de la Virgen de Guadalupe del pintor mexicano Juan Patricio Morlete, de 1769
Tras la mesa presidencial en la sala capitular, un cuadro de la Virgen de Guadalupe del pintor mexicano Juan Patricio Morlete, de 1769

Del siglo XVIII, sobresalen las obras de Juan Antonio García de Bouzas, como el óleo de San Roque y la reproducción del Santiago Sedente. También es notable el óleo de Domingo A. de Uzal que representa a Santiago Matamoros, con una iconografía diferente y poderosa.

San Roque. Atribuido a Juan Antonio García de Bouzas. Hacia 1740. Óleo sobre lienzo
San Roque. Atribuido a Juan Antonio García de Bouzas. Hacia 1740. Óleo sobre lienzo
Santiago sedente del Altar Mayor de la Catedral. Juan Antonio García de Bouzas, 1748. Óleo sobre lienzo.
Santiago sedente del Altar Mayor de la Catedral. Juan Antonio García de Bouzas, 1748. Óleo sobre lienzo.
Santiago Matamoros. Atribuido a Domingo A. de Uzal. Último tercio del XVIII.
Santiago Matamoros. Atribuido a Domingo A. de Uzal. Último tercio del XVIII.

Gregorio Ferro y el refinamiento neoclásico

Gregorio Ferro, originario de Compostela, dejó un legado neoclásico en la decoración de la Catedral. Sus obras incluyen grandes tablas como la Anunciación y San Jorge, destinadas al trascoro y hoy ubicadas en la sacristía.

La Anunciación. Gregorio Ferro. Este cuadro está actualmente en la sacristía de la catedral.
La Anunciación. Gregorio Ferro. Este cuadro está actualmente en la sacristía de la catedral.
San Jorge y el dragón. Gregorio Ferro. Este cuadro está actualmente en la sacristía de la catedral.
San Jorge y el dragón. Gregorio Ferro. Este cuadro está actualmente en la sacristía de la catedral.

En la capilla de San Fernando, se exhiben dos tondos que representan el Sueño de San José y la Visitación de María a Santa Isabel. Estas pinturas, de gran refinamiento, muestran la influencia italiana y forman parte de proyectos decorativos más amplios.

Tondo de la Visitación de María a su prima Isabel, de 1808 y pintado por Gregorio Ferro para una nueva cabecera proyectada para la catedral.
Tondo de la Visitación de María a su prima Isabel, de 1808 y pintado por Gregorio Ferro para una nueva cabecera proyectada para la catedral.

Conclusión: Un recorrido artístico y espiritual

 La colección pictórica de la Catedral de Santiago de Compostela combina arte, espiritualidad e historia. Desde el renacimiento hasta el neoclásico, estas obras reflejan la riqueza artística y el mensaje religioso que han definido la esencia del templo a lo largo de los siglos, consolidándolo como un referente cultural y espiritual.